En un mundo dominado por alfas, betas y omegas, ser alfa es sinónimo de éxito, poder y riqueza, el gran premio de la lotería genética. Kim Hyesung siempre ha creído ser un alfa y, aunque no le ha ido muy bien en la vida, tiene claro que una buena pareja omega es la solución a todos sus males. Todo se complica cuando, intentando buscar a su alma gemela en una fiesta de la élite, descubre que en realidad no es un alfa sino un omega recesivo, el eslabón más débil e inútil de la jerarquía; peor aún, su destino queda ligado al de Park Dojin, un alfa dominante que preside la cúspide de la alta sociedad y no soporta a los omegas. Ambos jóvenes son totalmente opuestos e imposibles, pero tanto sus caminos como sus feromonas se verán entrelazados para siempre.